La bursitis es una inflamación de las bursas, unas estructuras en forma de saco situadas entre los tejidos blandos (músculos, tendones, piel) y las prominencias óseas subyacentes. Su función es disminuir la fricción del hueso con los tejidos blandos durante el movimiento de las articulaciones. Se pueden localizar en zonas donde puede existir fricción entre las partes blandas y el hueso, hombro, codo, etcétera.
La inflamación de las bursas produce hinchazón y dolor en las mismas, lo que limita el movimiento de la articulación afectada. Los síntomas de la bursitis dependen de la zona afectada y pueden aparecer de forma repentina o de forma gradual, aumentando el dolor.
La persona que sufre de bursitis puede notarlo por el tacto, ya que la piel que rodea la bursa está más sensible y se aprecia un aumento de la temperatura local.También puede producirse un aumento en la cantidad de líquido dentro de la bursa. En las articulaciones más superficiales puede aparecer hinchazón y enrojecimiento. Otro síntoma de la bursitis es la posible disminución de la movilidad de la articulación por el dolor.
¿Quién la sufre?
La bursitis es más frecuente en aquellas personas que, por su trabajo, utilizan de manera repetida y excesiva una determinada articulación, como es el caso de las peluqueras, cirujanos o carpinteros y en deportistas como los atletas dedicados al lanzamiento, corredores, futbolistas, baloncestistas o jugadores de balonmano, e incluso los bailarines.
También puede ser habitual en personas que tienen una mala postura en su día a día o hacen un uso incorrecto de determinadas articulaciones.
Causas de la Bursitis
La bursitis puede deberse a dos grandes grupos de entidades:
Bursitis de causa mecánica o traumática: debida a lesiones, contusiones o como consecuencia de un movimiento repetitivo o una presión prolongada y excesiva de la articulación.
Bursitis de causa inflamatoria sistémica o metabólica: como la artritis reumatoide, por gota, heridas o infecciones. Además, puede estar asociada a la enfermedad tiroidea o a la diabetes.
Se habla de una bursitis aguda cuando los síntomas aparecen en un corto espacio de tiempo, generalmente con inflamación asociada (enrojecimiento y calor de la zona). Su causa más frecuente es un traumatismo directo o la repetición de movimientos que provoquen rozamiento en la bursa (actividades profesionales o lúdicas en las que se repita un movimiento, como levantar pesas -en las bursitis de hombro- o rezar de rodillas -en las bursitis de rotulianas, popularmente conocidas como beatas-).
En ausencia de trauma o daño repetido sobre la bursa es importante descartar una posible infección, enfermedad inflamatoria o metabólica.
La bursitis crónica es el resultado de haber sufrido repetidas bursitis agudas, o bien se produce cuando la curación de una bursitis es incompleta, perpetuándose la hinchazón. En la bursitis crónica los síntomas pueden estar presentes durante varias semanas y suelen ser recurrentes.
Dr. Tomas Fernandez.
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